TETRAMENTIS / Oscuridad Cabalística


Morgan Vicconius Zariah

Hace mucho era yo una vieja tristeza, de sarcófagos y polvo, de ruinas subterráneas y silencio de cadáveres.

Era memoria de humo hace mucho disipada.

Hace tiempo era luz que se expandía en los cielos; era estrellas de ardientes llamas que giraban sobre su propio centro. Fui semen galáctico que iba forjando planetas con su solar aliento. Me expandía en la altitud, burlando eterno al tiempo, que jugaba con su reloj material que forjó su espacio.

Hace tiempo, era yo tantas cosas: una serpiente, el mono, el buitre, autor y personajes; era colores y pinceles, lienzos y manos; acariciador  de obras que también me tocaban.

Hace tiempo fui fuego violento, eructado por feroces volcanes desde sus siniestros huecos. Fui azul de cielo, agua, tierra y aire; periodos perdidos; holocaustos… Fui sangre. Guerreros y victimarios, quemadas aldeas y doncellas virginales. Fui pecado y perdón; vicio y virtud. No conocía diferencia, no la había.  Entre colores y mujeres, muertos o flores, un eterno perfume o el hedor del infierno, no hay diferencia.

Era todo, pasado, presente y futuro. Fui la cara que se burlaba del dolor ajeno; fui el diablo, fui el cielo. Era reyes, libros, antiguas pirámides y eslabones perdidos. Era ciencia antigua y labios frondosos que besaban los frutos… Era vino.

Ahora  me ahoga la herida de la individualidad, al encarnarme en el uno y no poder ser todo. Como grilletes, esta sola condición me atormenta. Cuando me canse de ser uno, y no pueda remontar el vuelo en alas de una majestuosa mariposa.

Quiero ser la oscuridad que se expande en el horizonte cuando muere el sol. Quiero ser las ciegas aves que surcan sus cielos sombríos. Otra vez deseo ser lo que fui una vez. Otra vez quiero ser sombras. Otra vez deseo ser polvo. Otra vez quiero ser todo, y así, ocultarme en mi propia nada.

 

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