RUNES SANGUINIS / Buscadores del Grial Perdido – Por Richard Stanley

Otto Rahn - Standard Portrait for 'CRUSADE AGAINST THE GRAIL'

Ilustration of Sanit Grial and Otto Rahn

Otto Rahn y la Búsqueda Nazi por el Secreto de los Cátaros

 

  La Berlín de entreguerras era una ciudad conocida en toda Europa por su sub-cultura bohemia y sus jóvenes intelectuales. Entre los personajes que ardientemente celebraban los abundantes «ismos» que estaban fracturando las viejas certezas ideológicas, las cuales habían compactado el siglo XIX, pocos individuos eran más coloridos que un joven de ojos verdes y cabellos oscuros llamado Otto Rahn. Su figura delgada, envuelta en un característico abrigo negro y sombrero tirolés, arrojaba una larga sombra desde esos años sombríos, una «gran silueta» alrededor de la cual se han acumulado  los mitos más extravagantes. Él fue considerado igualmente como masón, rosacruz, luciferino, y un agente de la Sociedad Thule. Como lo plantea el autor Phillip Kerr, los contemporáneos de Rahn no se habrían sorprendido de ver «la Dama Escarlata y la Gran Bestia salir volando desde la puerta del frente» de su apartamento en Tiergartenstrasse. Uno de sus compañeros de la Orden Negra de Heinrich Himmler comentó en un memorándum interno que él «medio sospechaba que Rahn tenía relaciones con el pueblo pequeño». Hasta hoy, es ampliamente creído que este enigmático joven sabía la ubicación de una de las reliquias más sagradas de toda la cristiandad: el Santo Grial. Pero la verdad es aún más extraña…

  • «Mis Ancestros Fueron Brujas y yo Soy un Hereje.»

  No es ninguna sorpresa que yo haya terminado siendo el celador de la memoria del SS Obersturmführer, Otto Wilhelm Rahn. Hace algunos años yo fui comisionado por el departamento de documentales de una gran estación de televisión británica para investigar la historia detrás de la película «Los Buscadores del Arca Perdida» de Stephen Spielberg, en orden de descubrir alguna base histórica real. Me enviaron a Europa para rastrear los posibles arqueólogos sobrevivientes que hubiesen estado vinculados a la SS Ahnenerbe de Himmler, con la esperanza de conseguir entrevistas, y quizás llegar incluso hasta el fondo de lo que sea que ellos pensaban que estaban buscando: Arca, Grial, Lanza, o cualquier otra cosa.

  Yo quería entrevistar a Otto Rahn, el cual, en ese momento, creía que todavía vivía. Su nombre surgió una y otra vez, su espectro guiándome de Francia a Alemania de ahí a Islandia y de regreso nuevamente, y siempre un paso delante de mí. En la fortaleza carcomida por el tiempo de los Cátaros en Montségur en los pirineos franceses, el antiguo mayor, Marius Mounie, me dijo que Otto Rahn ya era un anciano pero que aún visitaba el área con frecuencia. Yo dormí en la cama de Otto en el albergue de Madame Couquet; y más tarde, en la casa de su prima en la Selva Negra, me tropecé con el desechado osito de peluche del Obersturmführer. El problema era que si Otto no estaba exactamente vivo entonces él no estaba, estrictamente hablando, tampoco muerto. No existía certificado de defunción, ni documentación legalizada que pudiera poner a descansar a su espíritu o colocar el sello sobre su desconcertante legado.

  Lo único seguro era que él nació el 18 de febrero de 1904 en la pequeña ciudad de Michelstadt en Hesse, al sur de Alemania. Su niñez parece que estuvo muy lejos de ser normal. Rechazado por su madre y marcado por la muerte de su hermano mayor, Rudolph, Otto creció como un niño solitario e introvertido quien asimiló los huesos descarnados del romanticismo alemán a través de sus ávidas lecturas de niñez, que incluían mitología griega, romana y nórdica. Debió ser difícil para él adaptarse a la escuela, pues su padre, Karl, era un magistrado que a menudo era transferido de una ciudad a otra, haciendo que fuera imposible para Otto forjar amistades duraderas. Su prima, la psiquiatra Ingheborg Rhoemer-Rahn, me dijo que Otto había heredado la «segunda visión» de su padre quien, luego de quedar ciego al final de su vida, se convenció de que él podía ver «los cielos» o «hablar con los ángeles».

  La profunda afinidad de Otto con el romanticismo se convirtió en una pasión consumidora por las historias de Parzifal, Lohengrin, los Nibelungenlied y los cuentos de Jacob y Benjamin Grimm, compañeros ciudadanos de la Selva Negra, a los cuales él vio como modelos en la elección de su carrera como filólogo y folklorista. Mientras estudiaba en la universidad de Giessen, él fue aconsejado por su profesor, Freiherr Von Gall, para que enfocara sus estudios en la historia de los Cátaros, los eventos de la cruzada albigense y la masacre que ocurrió en Montségur en 1244, poniendo con ello punto final a la tradición gnóstica en el sur de Europa. Se citan de Rahn estas palabras  «Mis ancestros fueron brujas y yo soy un hereje… Este es un asunto que siempre me ha cautivado.»

  Otto fue más adelante inspirado por el trabajo del arqueólogo Heinrich Schliemann, cuya teoría de que la Ilíada de Homero reflejaba eventos históricos verdaderos lo condujo a su sensacional «descubrimiento» de las ruinas de Troya. Otto soñaba con lograr resultados similares probando que había una base real en la narración del poema épico, Pazifal, de Wolfram von Eschenbach, una recreación del siglo XIII de la historia del Santo Grial que había sido dejada inconclusa por Chrétien de Troyes. El interés en este romance caballeresco había sido revivido en el siglo XIX por las óperas de Wagner, y Otto se puso a escribir una disertación sobre el Maestro Kiot, el trovador languedociano, cuyas baladas hace tiempo perdidas sobre el Grial se dice que inspiraron la obra maestra de Wolfram.

  Otto creía que los Cátaros habían estado en posesión de la reliquia sagrada, descrita variablemente como una copa, un tazón, un plato, un libro o una piedra dura y oscura de una extraordinaria virtud mágica. De acuerdo al texto de Wolfram, quienquiera que posea el Grial, o entre en contacto con la reliquia, «tendrá vida eterna y será sanado». Otto estaba convencido de que el secreto del Grial se perdió cuando el último de los Cátaros parfaits murió bajo las órdenes del Papa y el rey de Francia. Él buscó establecer un vínculo entre Montsalvache, el castillo del Grial de Pazifal y la fortaleza de los Cátaros de Montségur, escenario de uno de los sitios más representados en la Cruzada Albigense.

  Él observó que la cultura de los Cátaros medievales guardaba una fuerte similitud con la de los antiguos Druidas, y creía que su sabiduría secreta pudo haber sido preservada por los trovadores o minnesingers: los poetas y bardos viajeros de la Europa medieval. Según Otto, la guerra de la Iglesia Católica Romana en contra de los albigenses fue simplemente una manifestación material de la sempiterna batalla apocalíptica entre las fuerzas de la Luz y la Oscuridad sobre cuya violenta interacción todas las cosas en nuestro universo material ilusorio fueron establecidas. El bien infinito, razonaban los Cátaros parfaits, era incapaz de crear el mal, de ahí que la oscuridad, el dolor y la miseria en nuestro mundo no eran la voluntad de Dios, sino el trabajo del Demonio, el demiurgo que había tergiversado la creación y al cual ellos se referían como «Rex Mundi», el gobernante del mundo material y transitorio. Ellos identificaban todos los gobernantes clericales y seculares —principalmente la Iglesia Católica— como la personificación de esta Oscuridad y creían que era posible a través de una forma de iniciación directa, conocida como el consolamentum, o múltiples encarnaciones, escapar eventualmente del ciclo del tiempo y la prisión determinista del mundo material, para literalmente retornar a las estrellas y a los dominios del Dios verdadero y bondadoso.

  • «Un Prisionero de las Fuerzas del Mal.»

  Otto Rahn primeramente visitó Francia, donde él esperaba continuar su investigación con creciente obsesión. Durante una larga estadía en París él entró en contacto con el poeta Maurice Magre, un gran historiador de los Pirineos que ya había escrito varios libros acerca de la cruzada en contra del sur, incluyendo «El Tesoro de los Albigenses» y «La Sangre de Toulouse». Magre era miembro de una sociedad secreta cuasi-masónica, conocida como Polaires, un círculo esotérico cuyos miembros creían que ellos estaban actuando bajo la instrucción directa de los «maestros trascendidos», los «gobernantes secretos del mundo»; con quienes ellos supuestamente eran capaces de comunicarse a través de un oráculo numérico conocido como: el Oráculo de la Fuerza Astral. Por medio de esta sociedad secreta, Otto conoció una misteriosa condesa, Miriam de Pujol-Murat, quien aparentemente se creía ella misma ser descendiente, sino la reencarnación viva, de la «dama blanca» de Montségur, la inmortal dama de honor del castillo, Esclarmonde de Foix, una figura histórica a quien Rahn equipara en su primer libro al guardián del Grial.

  La condesa se convirtió tanto en una amiga como en una patrocinadora del joven Otto, permitiéndole acceder a su biblioteca privada y el uso de su carro y chofer durante su tour inicial por el Languedoc. Durante su tiempo en Montségur, donde él se hospedó en una casa propiedad del sacerdote de la villa, Otto conoció varias figuras claves en el resurgimiento del neo-catarismo, incluyendo su traductor, René Nelli, quien más tarde fundaría el Centro para los Estudios Cátaros [Centre d’études Cathare] en Carcassonne, así como al principal discípulo de Rudolp Steiner, Deodat Roche, quien jugó un papel fundamental en la diseminación de las enseñanzas de la Sociedad Antroposófica en el sur de Francia. Los intentos de Otto de comprar tierra en el área, en un lugar con vista a las ruinas de la ciudadela herética, fueron frustrados por los locales, quienes efectivamente cerraron filas en contra de él. La memoria de la Primera Guerra Mundial aún estaba muy fresca como para que los montsegurianos admitieran a un alemán dentro de su pequeña y aislada comunidad, y había, quizás, algo vagamente siniestro en las maneras de Otto que no inspiraba confianza. Una diferencia de opiniones con Magre y Roche parece haber causado la abrupta partida de Otto del aislado enclave cátaro, y en el verano de 1932, él se reubicó en la ruinosa ciudad balnearia de Ussat-les-Bains, donde se hospedó en un pequeño hotel que se convertiría en su base de operaciones en el área.

Otto and Mother pose with pre-SS sieg rune sweater

  Las investigaciones de Rahn duraron varios años, en todo ese tiempo él viajó ampliamente y tomó cientos de fotografías si bien, curiosamente, no existe evidencia de que él tuviera ningún medio visible de sustento. Su familia era, como mucho, de clase media y del todo incapaz para sustentar el extravagante estilo de vida de Otto, llevándonos a la única conclusión de que Otto debió haber estado financiado por alguna organización secreta o benefactor privado. Una clave posible de la fuente de su abundancia podría ser encontrada en el suéter que Otto usaba frecuentemente en esa época, tejido por su madre y blasonado con la prominente runa doble «siegel», conocida por ser uno de los símbolos de la Sociedad Thule. Se ha especulado que Rahn, de hecho, fue despachado hacia el sur de Francia en una misión secreta para infiltrarse en el movimiento neo-cátaro y convertirlo a la joven causa Nazi.

  «Además, él aparentemente estaba acosado por demonios», me dijo Madame Suzie Nelli, la viuda del traductor de Otto. «Algunas veces cuando él estaba solo gritaba. Él veía apariciones, y cosas por el estilo. Para mí, él era un poco como el anticristo. Un prisionero de las fuerzas del mal…»

Bulletin Des Polaires - N#1 - 9 May 1930.

  No está claro si Otto fue iniciado o no en los Polaries, quienes estaban llevando a cabo diligentemente una serie de excavaciones «arqueológicas» en la propiedad de la condesa en el Château de Lordat, con la esperanza de desenterrar el evangelio gnóstico perdido de San Juan o incluso la tumba de Christian Rosenkreutz, el fundador apócrifo de la Orden Rosacruz. El 6 de marzo de 1932, apareció un artículo en el periódico local, La Dépêche, con el título de «¿Es esta una fiebre del oro moderna?», y declaraba que una sombría sociedad secreta internacional bajo la dirección de un alemán llamado «Rams» estaba energéticamente excavando en las cuevas del área. Un segundo artículo apareció en el siguiente número con el título de «¿Quiénes son los Polaries? ¿Y qué está haciendo el Sr. Rahu en Ussat?». El 10 de marzo, apareció una extensa réplica, la cual comenzó con las palabras: «Mis queridos señores… ustedes están totalmente equivocados. Mi nombre es Rahn, no Rams…»

  Los Polaries franceses se desbandaron en los años sesentas, si bien una logia hermana continuó prosperando en el Reino Unido. Cuando yo tuve la oportunidad de entrevistar uno de sus sumos sacerdotes actuales —quien aún ostenta el pentagrama de plata y la túnica turquesa de sus ancestros gálicos— acerca de si Otto Rahn fue o no uno de los antiguos líderes de su organización, él contestó con evasivas, diciendo que todos los registros de los primeros miembros de la logia se habían perdido durante la guerra. Algo en las maneras del sacerdote —el momentáneo destello de temor en sus ojos a la mención del nombre de Otto— indicó que esto era de alguna manera menos que toda la verdad…

  • Las Piedras Sangrantes

  La moderna Ussat-les-Bains de hoy en día es una reminiscencia escalofriante de la ciudad ficticia de Stephen King de Salem’s Lot. La iglesia está marcada con hoyos de balas y obviamente no ha sido usada para la adoración cristiana desde hace mucho tiempo. Las casas de un estilo gótico bávaro se mantienen cerradas y en silencio, si bien es difícil escapar a la sensación de que sus ocupantes están escondidos en el sótano o vigilando tranquilamente desde detrás de pesadas cortinas. Incluso en pleno calor de verano, una sombra helada parece cernerse sobre este estrecho valle. El área es una de las regiones más grandes de piedra caliza en Europa, y Otto se estableció aquí para explorar y excavar las cavernas que forman panales en las montañas de los alrededores.

  Sus planes lo pusieron en contacto con Antonin Gadal, el ministro de turismo de la zona y auto-proclamado patriarca de los neo-cátaros. Gamal decía ser el recipiente de una tradición oral que le fue entregada por un anciano ciego llamado Adolphe «Papa» Garigou, el cual él había cuidado en su juventud. Gadal creía que las cavernas cercanas habían jugado en papel de iniciación importante en la fe de los cátaros medievales y que en sus lúgubres galerías aún están escondidos sus tesoros perdidos; posiblemente el mismo Santo Grial, el cual, de acuerdo a la tradición popular, había sido sacado de Montségur poco antes de la caída del castillo. Otto encontró en Gadal un espíritu afín, y bajo su patronazgo fue capaz de continuar sus investigaciones hasta sus conclusiones lógicas.

Otto Rahn in the Cave of the Hermit, summer 1932.

  Existen innumerables rumores acerca de las actividades de Otto durante este periodo. Él se hizo acompañar por un séquito bastante grande, incluyendo una «mujer de París que usaba demasiado maquillaje», un misterioso individuo conocido como «Sr. Baby» y un camarero somalí convertido en guarda-espalda de siete pies de alto de nombre Habdu, quien salvó la vida de Otto luego de que ellos quedaran atrapados en una crecida de aguas en la gruta de Fontanet, una locación de particular significado en las investigaciones de Rahn. Fue aquí que Otto y Gadal desenterraron un alijo de meteoritos asociado con la antigua adoración a Cibeles o Kubaba, la madre de la montaña, y vinculada muy de cerca tanto con la piedra negra de la Kaaba y la «dura, y oscura piedra» descrita en el texto de Wolfram von Eschenbach. Estos híper-densos artefactos extraterrestres, conocidos por los antiguos como «Lapis Excoercis» o «Lapis Exilis» nunca parecen coger moho y deslustrarse; cuando se agitan, su superficie «sangra» una solución roja brillante y ferrosa, 99 por ciento puro hierro, que se dice poseer una virtud curativa casi mágica. Gadal describe estas piedras mágicas como el «Grial Pirenaico», y luego de la guerra, cuando él asumió el liderazgo del movimiento rosacruz europeo, él tenía el más grande de los meteoritos trasladado a los Países Bajos, donde actualmente funciona como un altar en su templo de Amsterdam.

  Es difícil saber qué realmente encontraron Otto y su mentor en esas cuevas, una entrada a la Gruta de Fontanet permanece bloqueada hasta hoy por una puerta cerrada. Gadal mismo es apenas el más fiable de los testigos, habiendo sido atrapado con las manos en la masa varios años después enterrando ornamentos de jade comprados en una subaste del museo, aparentemente para respaldar sus teorías de un vínculo directo entre los Cátaros y la ciencia y hechicería del antiguo Egipto. Otto negó haber tenido algo que ver con Gadal, declarando en su libro haber explorado las cuevas él solo, acompañado solamente por su fiel gato, a pesar de que correspondencias que han sobrevivido indican una cercana relación entre los dos hombres.

  Otto debió darle una gran importancia a las inscripciones que encontró decorando las paredes de la cueva, tomando docenas de fotografías, muchas de ellas aún en la posesión de su prima, y cada una de ellas nítidamente etiquetada con la borrosa letra del desaparecido Obersturmführer. Él parece haber tenido la creencia de que los Cátaros y los Templarios compartían escondites, y que estos signos garabateados eran prueba de un oscuro vínculo entre ellos, una conexión aparentemente vital para el antiguo linaje de los modernos francmasones. Algunos piensan que fueron en verdad Otto y Gadal quienes secretamente decoraron las paredes de la cueva con diseños esotéricos toscamente interpretados. Joseph Mandemant, el líder de una sociedad histórica local, insistió que él atrapó a Otto en el acto de garabatear la «cara de Beatriz» en el centro de una curiosa depresión octogonal encontrada en las paredes de la Gruta de Bethlehem, una caverna en Ussat, nombrada como el rayo de luz que cae sobre un altar de piedra natural el 25 de diciembre de cada año. Mandemant declara haber arrastrado al joven alemán por el cogote fuera de la cueva y «arrojar sus creyones tras él».

  • El Hombre en la Fotografía

  En 1932, Otto Rahn abandonó en sur de Francia precipitadamente, perseguido por rumores de problemas financieros y posibles procesos legales en su contra. Por un tiempo sus movimientos son imposibles de rastrear. Evidentemente, él no dejó el país inmediatamente, pues en octubre de ese año la autora Isabelle Sandy menciona en una carta que Otto se encuentra con ella en París, y que «un valioso tesoro nos ha sido devuelto, sin diplomáticos y sin bullicios y eso es el resultado de un éxito incomparable».

  Uno de los pocos compañeros sobrevivientes de Otto del periodo fue el profesor Paul Alexis Ladame, periodista, locutor y antiguo conferencista en la Universidad de Génova sobre «la metodología de la información y la desinformación». El sol ya se estaba poniendo sobre el Lago Génova y los atestados estantes de la oficina sembrados en sombras cuando hablamos por primera vez en 1998. La voz de Paul era un áspero susurro, con su rostro casi perdido en la pesada lobreguez. Recientemente su pie izquierdo había sido amputado, y en un desafortunado cambio de suerte una traqueotomía rutinaria había dañado todas excepto una de sus cuerdas vocales. No obstante, yo estaba ansioso de hablar con él, afortunadamente, él parecía dispuesto a quitarse un peso de encima.

  «Él era mi amigo… Otto Rahn…». Paul adelantó una borrosa fotografía sobre la mesa. Un hombre joven de pelo oscuro, aproximadamente de mi edad, parado sobre la depresión octogonal sobre el altar en la gruta de Ussat, con los brazos extendidos para formar un pentagrama.

  «Gadal tomó esa fotografía, allá en ’33. Fue su iniciación.»

  «¿Y qué acerca de Beatriz?»

  «¿Quién?»

  «¿El dibujo en la pared de la cueva?»

  Paul me miró con ojos vacíos.

  «Quiero decir que hay frecuentes referencias a Dante en su trabajo. En el programa de radio que él grabó para usted al año siguiente, él menciona una roca en la boca de la caverna que se asemeja a un perro de tres cabezas…»

  «No jugaré esos juegos. Él era un buen hombre. Él merece algo mejor.»

  «¿Quizás él se imaginaba que ya estaba viviendo en el infierno y Beatriz simbolizaba una salida del círculo, un camino de regreso a Dios?»

  Paul movió lentamente su cabeza. «Él nunca usó la palabra Dios. Para él, Lucifer era algo como un dios. Dios puede ser cualquier cosa para cualquiera. Dios es un químico en el cual nadamos…»

  Paul asegura haber estado presente cuando la instantánea se tomó, pero sus memorias sobre los eventos en Ussat-les-Bains y las evidencias de los artefactos meteóricos retirados de Fontanet son desconcertantemente vagas, ni tampoco la figura parada sobre el pentagrama se asemeja mucho a las demás imágenes de Otto que tenía en mi posesión. Su prima, Ingheborg, confirmó mis sospechas, sosteniendo su péndulo sobre la foto por un momento antes de decir: «Otto nunca usaría tenis».

  Tomó nueve meses probar que el hombre de la foto era en verdad un individuo llamado Karl Rinderknecht, un adepto del «Lectorium Rocicrucianum» de Gadal, un movimiento en los Países Bajos en 1924 que el ambicioso ministro de turismo había reformado bajo las líneas de su propio movimiento neo-cátaro. Aún hoy en día, los miembros están en la obligación de hacer el peregrinaje a Ussat-les-Bains y pararse sobre el pentagrama de piedra en orden de renacer como «hombres nuevos». Lo que más me asombraba de todo este fandango era por qué Paul había estado tan decidido a convencerme, virtualmente con su aliento de agonía, que su «amigo» Otto Rahn había sido un miembro del todo iniciado.

  Parado una vez más sobre el pentagrama en la Gruta de Bethlehem, traté en vano de unir las piezas del rompecabezas en mi mente. Estuve tentado a desechar los rumores de Otto como el descubridor del «tesoro de las edades» como otra morbosa falsificación, sin embargo, ciertos aspectos de la historia se negaban a ser expulsados por la explicación. Había visto los artefactos meteóricos con mis propios ojos, y en verdad tenía dos de «las piedras sangrantes» en mi posesión; no obstante, era imposible creer que yo realmente sostenía el secreto de la vida eterna en mis manos. Sintiéndome un poco cansado de todo esto, me recosté en el altar de piedra, observando las aves negras anidando en los aleros del techo abovedado de la cueva. Era en un caluroso atardecer a inicios de verano y debí haberme quedado dormido, entonces recobre el sentido y volví mi mirada al pentagrama, sentí un repentina y vertiginosa sacudida de déjà vu.

  Dirigiéndome a la pared, extendí mi brazo, encontrando desgastados apoyadores de manos en la piedra que me permitieron impulsarme hacia arriba hasta la misma altura del pentagrama. Desaté mi cantimplora y, lavando el polvo de décadas, vi inmediatamente los rasgos de un rostro, exactamente donde lo imaginé que podía estar: un único ojo angelical sobreviviente, devolviéndome la mirada desde el pasado. La imagen de una esperanza que nunca se ha desvanecido del todo: el rostro de Beatriz, cuya memoria guió a Dante cual estrella en su viaje a través del infierno.

  • Dentro de la Orden Negra

  Al año de haber abandonado Francia, Otto Rahn se encontraba en Alemania. Él incluyó en su agenda una visita al remoto castillo de Germelshausen, donde se dice que nació Christian Rosenkreutz. Luego de grabar una serie de programas para su amigo Paul Ladame en Radio Geneva [incluyendo uno con el provocativo título de «¿Qué me pasó en la Cueva de los Pirineos?»], él parece que viajo a Montserrat, en España, el altar de la Madona Negra y albergue de una de las más grandes colecciones de manuscritos medievales del mundo. Su primer libro, una narración reveladora de la persecución de los Cátaros, titulado «La Cruzada Contra el Grial», apareció en el otoño de 1934, por Urban Verlag en Freiburg, con gran aclamación por parte de la crítica y ventas más que regulares.

  El verano siguiente encontró a Otto en Italia, esta vez en compañía del mago tántrico y consumado imperialista pagano Barón Giulio [Julius] Evola. Algo parece haber trastornado sus planes de vacaciones, pues otro de los asociados de Otto, Dr. Adolphe Frise, describe cómo él se vio obligado a rescatar a su amigo en Milán y conducirlo apresuradamente de regreso a su casa en Bad Homberg. Frise declara que Otto parecía visiblemente perturbado y fumó un cigarro tras otro durante el viaje, murmurando enigmáticamente sobre cómo él fue atrapado en algo de lo que no tiene la libertad de hablar. El verdadero significado de sus palabras está perdido para nosotros, pero en Alemania las fuerzas de la historia se habían puesto en marcha. El parlamento alemán, el Reichstag, había sido recientemente destruido por un fuego que le permitiría al Partido Nacional Socialistas de los Trabajadores Alemanes, consolidar su control en las palancas del poder. En pocas semanas Otto fue convocado a Berlín para una reunión urgente con el Reichsführer SS Himmler, quien, sin preámbulo alguno, lo ingresó en la Orden Negra. Hasta qué punto sus jefes Nazis verdaderamente creían que Otto podría conocer la ubicación física del Santo Grial, permanece siendo un misterio, pero su eventual ascensión de rangos le allanó el camino al joven adepto para conducir sus investigaciones hasta sus lógicas conclusiones y finalmente poner en marcha los macabros y trágicos eventos que estaba por suceder.

  • El Rey Secreto de Alemania

  En su primer libro, «La Cruzada Contra el Grial» [1934], Otto había intentado vincular al épico trovador Parzifal de Wolfram von Eschenbach con la brutal represión de la tradición gnóstica pagana europea por la Santa Iglesia Romana, un tema que apasionaba a Himmler. El libro había sido leído por un joven secretario y chofer SS, Gabrielle Winckler-Dechend, quien le obsequió una copia a su superior, el veterano mago rúnico coronel, Karl Maria Wiligut-Weisthor, entonces jefe de la sección VIII [de archivos] en la Oficina Principal de Colonización y Raza, quien a su vez lo pasó al Reichsführer SS.

  Wiligut-Weisthor, fue una de las figuras más bizarras y pintorescas en haber sido atraída por la llama negra del Cámelot Nazi de Himmler. Nacido como Karl Maria Wiligut en Viena en 1866, él se consideraba a sí mismo ser «el rey secreto de Alemania», el último descendiente de un extinto linaje real que se remontaba hasta los antiguos sabios alemanes, los Uiligotis del Asa-Uana-Sippe. Él no sólo decía haber sido entrenado en las runas e iniciado desde muy joven en los secretos de su familia, sino también poseer el don de la clarividencia. Por fe él era un Irminist, un adepto de la deidad pagana Krist, cuya adoración él creía había sido plagiada y burdamente distorsionada por los cristianos. Siguiendo una tradición familiar, él se había unido al ejército austro-húngaro a los 14 años y mantenido una serie de mandatos que abarcaban 40 años de leales servicios militares. Él fue condecorado varias veces por su valor en la Primera Guerra Mundial, y luego de ser desmovilizado parece haber desarrollado la convicción de que podía recordar todas sus vidas pasadas, experimentado una memoria hereditaria de 8 000 años de historia alemana. Su siguiente deseo de tener un hijo que heredara todas sus memorias ancestrales puso su matrimonio bajo una tensión excesiva.

  Wiligut culpó de la incapacidad de su esposa de concebir un niño saludable a una conspiración sionista-masona-católica, la cual él también creía fue la responsable del colapso de la dinastía de los Hamsburgos y de la ignominiosa derrota de su patria en la guerra. Su temperamento se hizo más violento, y luego de amenazar repetidamente a su esposa con asesinarla fue confinado en un asilo en Salzburg y diagnosticado con una paranoia esquizofrénica con tendencia a la megalomanía. Tras su liberación, él emigró a Alemania, donde se convirtió en corto tiempo en una celebridad entre los grupos völkisch del momento, tales como Los Hijos Libres del Norte y los Mares Bálticos y la Sociedad Edda. En 1933, su viejo amigo, Richard Anders, quien ahora servía como un oficial SS, lo presentó a Heinrich Himmler, cuya creciente fascinación con las tradiciones ocultas de la vieja Europa lo distanciaba de los demás miembros más pragmáticos del círculo interno de Hitler. Himmler trabajaba en ese entonces bajo la inspiración de que él era la reencarnación del Rey Heinrich de Sajonia, y parece haber quedado profundamente impresionado por el extraño anciano, quien fue debidamente reclutado en la SS bajo el seudónimo de «Weisthor» [literalmente «Thor, el guerrero sabio»], e instalado como el jefe del recientemente creado Departamento para la Historia Antigua adjunto a la Oficina Principal Para la Raza y la Colonización en Munich.

  No cabe duda de que Wiligut-Weisthor, apodado «el Rasputín de Himmler» por los historiadores populares, fue considerado como una especie de figura mentora por el Reichsführer, llegando a adquirir una influencia considerable dentro de la orden. Él fue rápidamente promocionado desde el rango de SS-Hauptsturmführer [capitán] al de  SS-Brigade­führer [brigadier], demostrando ser un instrumento valioso no sólo en el diseño del uniforme de la SS y el «Totenkopfring» [el anillo de calavera] que ostentaba su escudo familiar, sino en la compra y restauración del Schloss Wewelsburg para que sirviera como el castillo de la Orden SS. El antiguo asiento de los obispos y cazadores de brujas del siglo XVI en Paderbord, con su mesa redonda y salón ritual en el sótano de la torre norte, estaba claramente concebido para que deviniera tanto en el cuartel general de la naciente dinastía de caballeros de Himmler como en el centro geográfico del Nuevo Orden Mundial, en el que Wiligut-Weisthor presidía sobre los rituales de nacimiento cuasi-paganos con una mezcla desquiciada entre un Aleister Crowley Nazi y el Tío Fester de la Familia Adams.

  Así que no es ninguna sorpresa que Wiligut adorara el libro de Otto, el cual fue rápidamente prescrito como una lectura imprescindible en cierto nivel promocional de la SS. Luego de un complejo proceso de examinación, Otto fue integrado al equipo personal de Himmler como un oficial asimilado sin nombramiento, volviéndose un miembro real de la SS en 1936. Si bien él nunca fue un miembro del Partido Nazi portador de carnet de identificación y encontraba el uniforme que le fue obligado a usar «algo ridículo»; él debió haber estado gozoso de que fondos suficientes finalmente habían sido puestos a su disposición para que continuara sus investigaciones en Francia, Italia e Islandia. Como Wiligut-Weisthor, él vio el ascenso del régimen de Hitler como un medio para un fin, una oportunidad de oro de vengar a sus ancestros y supervisar la destrucción de la religión organizada, incluyendo al Cristianismo, allanando el camino para un nuevo paganismo pan-europeo, diseñado y dirigido por sus maestros ataviados de negro, a quienes él imaginaba siendo los servidores de un dios desconocido cuyo mesías era Lucifer y no Jesús.

  • Al  Infierno y Más Allá

Otto Rahn - La Cour de Lucifer - Editorial Pardes

  Otto estaba muy consciente de la naturaleza fáustica del trato que él había aceptado y en verdad parafraseó extensamente a Goethe en su segundo libro «La Corte de Lucifer en Europa», [Schwarzhaupter Verlag, Leipzig, 1937]:

  «¡Dame tu mano, Fausto! Abandonemos Roma y juntos busquemos la montaña de la asamblea en la más distante media noche… Yo estaba buscando la divinidad y en vez de eso me encontré a las puertas del Infierno. Pero aún continúo caminando, y cayendo, incluso ardiendo en llamas; pues si existe un camino hacia el Cielo entonces cruza por el Infierno, al menos lo hace para mí. ¡Bien entontes, me atrevo!»

  Sabiendo que rehusar una oferta de tal naturaleza de parte de Himmler significaría correr el riesgo de un posible encarcelamiento o incluso ejecución, Otto en cambio se sumergió en la continuación de la búsqueda del misterioso tesoro Cátaro que él creía era el Grial, comunicando sus descubrimientos a Weisthor en mensajes cifrados que no podían ser compartidos con nadie excepto Himmler, así de secreto era su contenido. En un mensaje dirigido a Weisthor en octubre de 1935 y firmado por Otto con un caluroso «heil Hitler», el joven historiador del Grial pidió permiso para viajar a Odenwald, Westerwald, Sporkenburg, Drutgerestein, Steimel, Hellenborn, Wilderstein y las ruinas del castillo Wildenborg cerca de Amorbach, donde Wolfram von Eschenbach inició la escritura de su poema épico sobre el Grial. En la misma misiva, Otto menciona su necesidad urgente de visitar los círculos de piedra en Domburg y Willnesdorf, los antiguos emplazamientos de los herejes alemanes y lugar de nacimiento del mítico Christian Rosenkreutz, junto a otros lugares tan secretos que ellos sólo «pueden mencionarse oralmente». El viaje posterior está registrado en un informe a Himmler fechado el 19 de octubre de 1935; y en el diario de Himmler para el 3 de noviembre, se comenta: «Responder el informe y mantenerlo secreto.»

  Estos años debieron de ser intensos para Otto, y según todos los datos él viajó incesantemente. Él planeo la escritura de una nueva ópera que relate la historia de los Cátaros en colaboración con el compositor Hans Pfitzner, y en julio de 1936 se embarcó en su excursión más ambiciosa hasta la fecha, navegando con el equipo de colegas SS hacia el círculo ártico. Las mujeres no estaban permitidas en el barco, el cual aparentemente ondeaba una misteriosa swástica azul en vez del familiar símbolo rojo y negro del Reich de Hitler. Este viaje al lejano norte, la Última Thule de sus ancestros, iba a constituir el capítulo final de La Corte de Lucifer, un monologo de viaje más bien insustancial amontonado bajo la bendición de sus supervisores Nazis y enviado justo a tiempo para la fecha límite arbitrariamente elegida del 31 de octubre: el festival pagano de Samhain. Típicamente, el texto de Otto es mucho menos claro acerca del verdadero propósito de su viaje, y las especulaciones se han apilados a través de los años sobre si él esperaba descubrir los vestigios de alguna patria Aria perdida, sepultada bajo el manto de hielo, una entrada a la «Tierra Hueca» o simplemente tomar parte en un oscuro ejercicio de unión basado en los Eddas.

  En el 2006, yo tuve la oportunidad de recorrer los pasos de Otto a Laugarvatin, Reykholt y las desoladas orillas del Océano de Groenlandia donde el rastro finalmente desaparece. En la orilla de un lago subterráneo muy profundo bajo los vaporosos flancos de las Montañas Kufla, yo vi curiosas pictografías y singulares rostros élficos tallados sobre la piedra volcánica, posiblemente los signos visibles de una civilización desaparecida hace tiempo. Ya sea que ellos constituyan o no pruebas materiales de las afirmaciones de Otto o eran el mero vestigio de otra elaborada falsificación es imposible de decirlo sin el recurso de la datación de carbono o de investigaciones académicas más profundas. Una de las cosas que siempre me intrigó del caso de Otto, y me mantuvo sobre la marcha con los años, era la extraña naturaleza física de su búsqueda. Más que una metáfora o ideal espiritual, siempre existió la implicación de que el Grial era una presencia tangible en el mundo material. En sus trabajos, él a menudo se refiere al tesoro sagrado como la piedra que cayó de la corona de Lucifer, una verdadera piedra meteórica que cayó del cielo. Yo tenía dos de estos artículos alienígenas en mi posesión, recuerdos de las tempranas excavaciones de Otto en la gruta de Fontanet, pero aún no podía entender lo que el joven oficial SS esperaba lograr aquí, en este desierto de lava y témpanos rotos en la cima del mundo. Él planeaba unir los cabos sueltos en su tercer libro «Orfeo: Un Viaje al Infierno y Más allá», un magnum opus cuyas primeras páginas fueron escritas en el Cabo Islándico Norte en el Círculo Polar Ártico. Mientras el texto de su exégesis ya estaba aparentemente completado en su retorno a Alemania, no iba tristemente a verse impreso, y el manuscrito original parece haber desaparecido sin dejar huellas.

  • Hacia el Precipicio

  Mucho de lo que le salió mal a Otto pertenece al reino de la especulación, si bien puede ser que el SS Reichsführer obsesionado con el Grial no se encontraba muy satisfecho con su incapacidad como cazador de tesoros que le impedía resultados concretos. Mientras a Himmler se le hacia difícil encontrar evidencias de peso para soportar sus teorías arias, comenzó a impacientarse con Otto. Luego de un breve tour promocional durante el cual visitó escuelas y ayuntamientos para conferenciarle a un público confundido sobre el «problema de Lucifer», Otto se encontró encargándose de deberes más convencionales.

  De acuerdo al autor Christian Bernadac, Otto fue forzado a participar en el programa de reproducción Nazi conocido como el Lebensborn [en el cual mujeres «racialmente puras» eran estimuladas a parir niños engendrados secretamente por oficiales SS] antes de ser enrolado dentro del agotador régimen de ejercicios en Buchenwald diseñado para «endurecerlo» con el fin de actividades militares. El 1 de septiembre de 1937, Otto fue implicado en un juicio disciplinario conducido por uno de sus colegas de uniforme negro, Karl Mahler de Arolsen, quien fue acusado, en una investigación respaldada por el oficial privado de Martin Bormann de «conducta deshonrosa». El equipo de Bormann estaba dedicado a reunir datos para desacreditar la SS, que estaba amenazando con devenir en un estado dentro del estado. Es difícil saber desde esta distancia cuál podría haber sido el papel de Otto en esta infracción, ya sea que ésta involucre maltrato de los prisioneros u homosexualidad, como lo sugiere el historiador de Reich, Hans Jurgen Lange. En una declaración firmada, Otto fue obligado a jurar abstenerse del alcohol por dos años y, a manera de castigo, fue privado de su rango y reasignado como guardia vigilante en el campo de concentración de Dachau.

  El tema de la orientación sexual de Otto es aún discutido calurosamente. Su antiguo editor, Albert von Haller, me dijo que Otto era abiertamente homosexual e insistió, quizás un poco estridentemente, que esta había sido la verdadera causa de su caída. Por otro lado, la antigua secretaria de Weisthor, Gabrielle Winckler-Dechend, es muy apasionada a la hora de refutar estas afirmaciones. Ella recuerda alegremente el tiempo que pasó con Otto en la Oficina de Raza y Colonización, declarando que él frecuentemente la cortejaba. Sin embargo, es necesario tomar su testimonio con una pizca de sal, ya que ella también afirma que Otto tenía el don de la «segunda visión» —heredada de su padre— y que una noche se había comunicado con ella telepáticamente desde el otro lado de la calle mientras se dirigía a su casa desde una filmación con el productor del documental SS, Geheimnis Tibet [«El Tíbet Secreto»], Ernst Schäfer, como prueba de sus habilidades para reproducir los poderes de los Lamas. Desafortunadamente para las declaraciones de Grabielle, la premier de El Tíbet Secreto fue en 1942, unos tres años luego de la desaparición de Otto y su alegada muerte. Grabielle rechazó que Himmler pudiera haber hecho algo que dañara a Otto, el cual, ella insistió, permaneció siendo un ardiente devoto de la Orden Negra hasta el final. Aún más, ella declara que Otto sólo habló de Dachau con los términos más entusiasmado y durante su tiempo allí él le prestó atención particularmente a la plantación de un extenso jardín de hierbas. De acuerdo a Grabielle, Otto tenía un profundo interés en la medicina natural y la ciencia de las hierbas, por lo que había visto su trabajo en el campo como la oportunidad tanto para utilizar creativamente la fuerza laborar como de reeducar a los prisioneros.

  En ese momento Dachau estaba lleno de prisioneros «políticos» alemanes [es decir, oponentes del régimen Nazi]; esto sólo cambió luego de la Kristallnacht, el 9 noviembre 1938, cuando la persecución genocida de los judíos alemanes comenzó con frenesí. A pesar de las declaraciones contrarias de Grabielle, lo que Otto vio y experimentó en el campo lo dejó bajo una depresión crónica. Él le escribió repetidamente al ayudante personal de Himmler, Karl Wolff, pidiéndole ser liberado de sus deberes para completar su tercer libro, pero ya en ese momento él había perdido los favores del Reichsführer, y sus peticiones fueron ignoradas. Su desilusión con el régimen Nazi fue total cuando se le pidió que presentara su «Ahnenpass», el grotesco documento genealógico que todos los ciudadanos alemanes debían llenar para probar su pureza racial. Posiblemente Otto no era consciente de las raíces judías de su madre hasta que él concluyó las investigaciones necesarias para completar el formulario, pero no se le escapó la ironía de que su querido trabajo de toda una vida había servido para contribuir al sostenimiento ideológico del holocausto que para ese momento ya se cernía sobre él y el viejo mundo de pre-guerra que tanto quiso. Pues Otto Rahn, el viajero iniciático terminó en un precipicio.

  Curiosamente, tengo en mi posesión una copia del Ahnenpass de Otto, y resulta evidente que, mientras él llenó el formulario, nunca fue sellado o aprobado. Cómo acabó entre los demás archivos públicos es un misterio. Lo cierto es que el haber presentado tal documento, conteniendo pruebas claras de su ascendencia semita, hubiese sido equivalente al suicidio. Luego de que un periodo de matrimonio registrado, con una joven divorciada de Luneberg de nombre Asta Bach, fracasara en «rehabilitar» a Otto a los ojos de sus superiores, a él no le quedó otra alternativa que dimitir de la SS. «Ya no es posible por más tiempo», escribió, «vivir en el país en el que se ha convertido mi patria. A mi regreso a Munich todo volvió a mí. Los sangrientos eventos de los cuales había sido testigo. Ya no puedo dormir y comer. Es como si una pesadilla se posara sobre mí…». En un memorándum escrito a mano y dirigido a Karl Wulff, con fecha del 28 de febrero de 1939, Otto pide que  le sea permitido dejar la SS «por motivos tan serios que sólo pueden ser comunicados oralmente». Su renuncia fue concedida por Himmler el 17 de marzo. El Reichsführer escribió una sola palabra en el margen «sí» antes de iniciar la petición que fue re-fechada el 22 de febrero, si bien para entonces Otto Rahn, con toda probabilidad estaba muerto.

  • Ninguna Huella en la Nieve

  El testimonio de los dos editores de Otto sólo sirve para empañar aún más la imagen de sus últimos días. El editor de «La Corte de Lucifer», Albert von Haller, reporta que vio por última vez a Otto en Dortmund a principios de marzo, en la casa del escritor, amigo y colega luciferino, Kurt Eggars. Para Albert no existía ninguna duda de que para entonces Otto ya estaba huyendo de la SS. «Él lucía terrible. Sus cabellos y sus ropas eran un lio», él me dijo, confesando, que consideró enviarle a Otto su pasaporte para que pudiera escapar a Francia. Supuestamente, Kurt lo aconsejó en contra de este descabellado y a todas luces improbable curso de acción, advirtiendo que Otto ya estaba bajo vigilancia y que «cuando él sea atrapado, tu pasaporte será encontrado entonces te encontrarás en esto justo como yo». «Yo comprendí», dijo Albert desviando la mirada, «y no hice nada…».

  Otto Vogelsang, editor del primer libro de Otto, «Cruzada Contra el Grial», declara haberse encontrado con su antiguo cliente pocos días luego del 8 de marzo en el Hotel Zahringer en Freiburg. Él insiste en que Otto aparentaba estar «relajado y feliz» y parecía «confiado acerca de su futuro». Otto abandonó el hotel alrededor de las 11: pm, con el propósito de tomar el tren de regreso a Múnich. En vez de eso, parece que viajó al Tyrol Austriaco. Una tarjeta recibida poco después por su amigo Antonin Gadal, en los pirineos franceses, contiene sólo estas escuetas palabras: «Hecho de menos tu país…».

  Por alguna razón, Otto parece que se bajó del autobús en Söll, y finalizó su viaje a pie. Las montañas de la zona tienen una altura de poco más de 2 000 metros, una caminata en el parque para un hombre como Otto. Las últimas personas que le hablaron fueron los niños de un granjero tirolano quienes vieron una figura vestida de negro emerger desde el bosque cubierto de nieve fuera de su cabaña en el atardecer del 13 de marzo de 1939. El extraño se acercó a unos 30 metros de la casa, se quedó quieto por un momento, y miró su reloj de oro. Él parece que tenía prisa y sólo se detuvo el tiempo suficiente para preguntarles a los niños si ellos sabían la hora. Entonces, se dio la vuelta y se dirigió hacia el valle en dirección al río donde ellos llevaban a beber las vacas. Luego de eso, él pareció desaparecer. Mientras las sombras se alargaban y la tormenta se acercaba, los padres de los niños buscaron en vano al misterioso caminante, pero quedaron sorprendidos al descubrir que él no había dejado huellas en la nieve.

  «A mitad de marzo de 1939 la nieve alrededor de Rechauerhof tenía un metro de grueso», explicó Peter Maier, caminando colina arriba sobre las agujas congeladas de los pinos. «La próxima granja se encontraba a una hora y a medio camino. Él debió marchar corriente arriba caminando dentro del agua para no dejar ningún rastro. Mi hermano y yo lo encontramos tres meses después, sentado justo allí debajo del árbol, cubierto con su abrigo». Peter graciosamente señaló el lugar. La vista era asombrosa. Mirando hacia abajo uno podía ver sobre dos valles diferentes, y tan lejos como la frontera. «Lo reconocimos por su abrigo y sombrero. Era el hombre que había pasado por nuestra casa. Al lado de su cuerpo se encontraban dos botellas de medicina, una vacía y la otra por la mitad. Él fue identificado por su pasaporte que aún estaba en el bolsillo de pecho…».

  Yo no sé qué había en esas botellas de medicina, pero de acuerdo al posterior reporte policial emitido en Söll, las píldoras no lo mataron. Él se murió por congelamiento. El historiador del Grial de 35 años fue enterrado en la base del Kufstein, donde yació hasta el final de la guerra cuando su cuerpo fue trasladado a la parcela familiar en Darmstadt. Por motivos que aún no están claros, nunca se hizo ningún certificado de defunción. Ya sea que él fue víctima de un juego turbio o eligió voluntariamente abandonar un mundo que él vio desintegrarse a su alrededor, permanece siendo un tema de debate. El hecho de que Wiligut-Weisthor fue forzado a retirarse de la SS ese mismo mes sugiere que Otto descubrió algo en el curso de sus viajes; algo que condujo a que ambos hombres fueran silenciados abruptamente.

  Al mayo siguiente un lacónico obituario apareció en el Volkische Beobachter: «En medio de una tormenta de nieve en las montañas este marzo, el SS. Obersturmführer, Otto Rahn, falleció trágicamente. Sentimos la muerte de nuestro compañero, un SS decente y escritor de notables trabajos de investigación histórica». El obituario fue firmado por Karl Wolff, el Jefe de Personal de Himmler. Wolff es una elección interesante para escribir el informe de la muerte de Otto, considerando el papel que él parece haber jugado en la caída de Wiligut-Weisthor y el posterior desmantelamiento del departamento de pre-historia de la SS Ahnenerbe. El noviembre anterior, Wolff le hizo una visita personal en Salzburg a la esposa separada de Wiligut-Weisthor, Malwinne, aprovechando la oportunidad dada por la Anschluss, la unión política de Alemania con Australia, para hacerse con los registros psiquiátricos de su esposo, los cuales terminaron sobre el escritorio de Himmler; una acción que hizo de la continua presencia del viejo mago rúnico algo políticamente inestable en la SS. Es ampliamente aceptado que Wolff estaba actuando en confabulación con una facción rival de la SS, una que estaba opuesta de manera activa a los elementos paganos y luciferinos dentro de la Orden Negra, y cuyo objetivo era desacreditarlos y destruirlos sistemáticamente. Wiligut-Weisthor era demasiado importante para Himmler como para ser asesinado. En vez de eso, él fue tranquilamente secuestrado y trasladado de un cuartel SS a otro durante la guerra, antes de morir en el sofá de su asistente en el invierno de 1946. Mientras Wiligut-Weisthor era un anciano de 80 años con un historial de enfermedades psiquiátricas, Otto Rahn podría haber resultado ser una amenaza mayor y —según avanzó la historia— tenía que ser erradicado, y todo rastro de su investigación borrado de la faz de la tierra.

  Después de la guerra el trabajo de Otto —manchado por su asociación con la ideología Nazi— cayó en la oscuridad, si bien su memoria continuó presente en la cultura popular alimentando innumerables historias fantasiosas relacionadas a varios tesoros perdidos y encontrados, lagos de aguas caliente sepultados bajo la capa de permanente de hielo, bases OVNIS subterráneas, dinosaurios sobrevivientes y asesinatos rituales. En 1964, una organización conocida como Nerother Bund, una rama de la asociación de excursionistas alemanes, la Wandervogel, bajo la dirección de un tal Pater Martin Kuhn, erigió el único monumento en el mundo dedicado a Otto en el bosque de Hünsruck. En la base de un pedestal circular de piedras tomadas de la ciudad herética de Montségul, aparece una inscripción simple y sobria extraída del Pazifal de Wolfram von Eschenbach: «Cuidado, este camino conduce a la perdición».

  Algunos piensan que Otto escapó de Alemania asumiendo la identidad de su hermano muerto, Rudolph, sobreviviendo la guerra para convertirse en el jefe de la Coca-Cola Europa, una teoría que ya ha sido desacreditada totalmente. Otros creen que él verdaderamente encontró el Grial, y con él, el secreto de la vida eterna.

  Parado ante la tumba de su familia en Darmstadt, sospeché que sus restos están probablemente sepultados en ella. Por supuesto, sólo se tiene que exhumar el cadáver y examinar sus dientes  o el ADN para estar absolutamente seguro. De la única cosa que se puede estar seguro es que, a pesar de sus muchos pecados, Otto Rahn murió como un mártir y por eso merece estar junto a los elegidos de su desconocida religión.

  Le dejé un ramo de rosas y doce plumas de cuervo que había recolectado del suelo de la caverna Ussat-les-Bains. Luego, volviéndome hacia la salida, caminé de regreso al auto.

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Traducido por Odilius Vlak

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  • NOTA: La versión original de este artículo, titulado: «Otto Rahn and the Nazi quest for the secrets of the Cathars», [mayo, 2011], se encuentra aquí: http://www.forteantimes.com.
  • Acerca del Autor: Richard Stanley es un director de cine, antropólogo y escritor. Su último proyecto es una adaptación de la historia «La Madre de los Sapos» de Clark Ashton Smith, como parte de la antología fílmica del Theatre Bizarre. Ver aquí: http://www.shadowtheatre13.com.

4 comentarios en “RUNES SANGUINIS / Buscadores del Grial Perdido – Por Richard Stanley

  1. me encantan los temas esotericos como los de antiguas civilizaciones.no recuerdo en que revista esoterica benia una historia sobre una elite guerrera de escandinavia llamados los lobos grises vivian para las guerras de escandinavia alquilando sus servicios al mejor postor.
    pero cuando escandinavia entro en un largo tiempo de paz esta elite guerrera empezo a pasar hambre por que se negaban a trabajar en tareas comunes ,para eyos era un deshonor .empezaron a saquear poblaciones,violar,matar por dibersion a los campesinos y los reyes les declararon su desolucion o muerte.
    se cuenta que los ultimos lobos grises huyeron en tres barcos a islandia donde se les nego refugio,bordeando hacia el norte la costa este de islandia pusieron rumbo hacia el oeste llegando a unas costas inospita que llamaron tuland.
    crearon tres pueblos y se dedicaron a saquear los barcos del atlantico en su malloria vikingos ,en ocasiones era tan grande el hambre que tenian en aquella tierra esteril que saqueaban los pueblos costeros escandinavos para robar comida y mujeres.
    los reyes escandinavos se aliaron para buscar esa tierra llamada tuland y acabar con ellos,finalmente los encontraron en las costas de groenlandia y los destrulleron.fueron estos viquingos los que crearon la lellenda de himmler de la Última Thule de sus ancestros.

  2. Gracias Mayer, no estoy seguro del parentesco, pero lo que dices de la personalidad de esa casta de guerreros escandinavos, los Lobos Grises, me recuerdan a los Bersekers. Elite guerrera adoradores del dios Odin que iban a la guerra bajo los efectos alucinogenos de un hongo local, que les inducia un estado de trance que les impedia sentir el dolor…etc. Es logico que el esoterismo germano que inspiro la vision Nazi, se inspiraba en todas esas tradiciones de caracter folkloricos, mitologicos y religiosos. Al fin y al cabo… Las SS eran una casta guerrera de elite.

  3. esta leyenda es cierta,el barón Sebotedorf tras oirla decidio organizar la sociedad thule,una sociedad elitista,guerrera,anti comunista y ocultista.habla que los guerreros nordicos eran crueles como los lobos grises y asi deberia ser para conquistar la supremacia y poderes de la raza nordica.Himmler fue un fiel seguidor de las teorias del varón Sebotedorf por lo que yebo a cabo la formacion de dicha orden guerrera las ss.

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