ALTERECOS 4.D / Clonesmónium

M.C. Escher - Ilustracion

Allí estamos. Todos los entes que antaño se denominaron seres humanos poseen cientos de réplicas clonadas de sí mismos que encarnan características especificas de su Arquetípo Original. Diseminadas a través de innumerables contextos geográficos e incontables contextos químicos y físicos a lo largo de diferentes continuos espacio-tiempo. Ellas ilustran todas las posibilidades del espécimen original desde esas características especificas con las que han sido dotadas y así llevarlas al extremo de su evolución; dentro de las condiciones en las que han sido colocadas. Diferentes vidas que fungen como universos paralelos a ambos lados de un universo genético primordial. Las Estructuras Genéticas Arquetípicas, han agotado desde hace tiempo la energía luminosa llamada vida. Pacientemente esperan en estado de suspensión letargica, cuál de los Clones logrará adquirir dentro de sus circunstancias un desarrollo del estado puro de consciencia y una mayor personalidad, y tan pronto este nivel evolutivo es alcanzado… los originales se apresuran a vivir esa vida.

A través de la energía en movimiento del tiempo, los eones  se encendían y apagaban sin que la oscuridad se inmutara, y dentro de ellos, durante milenios, Las Estructuras Genéticas Arquetípicas habían cultivado pacientemente sus Clones en los invernaderos, que brotaban como capullos en los grandes huertos biológico-espirituales; a lo largo y ancho de los años luz que delimitaban el territorio del vasto imperio de Deusplatonitrom y su credo metafísico «Los Genes de Platón».


Paráfrasis bella y demoniaca del concepto platónico de las «Ideas Arquetípicas», representadas en estas tres dimensiones por cada manifestación animada o inanimada. El concepto original se movilizó desde la dimensión espiritual de las ideas platónicas hasta la dimensión física y la personalidad de los genes. Así, las ideas platónicas abstractas se concretizaron en Las Estructuras Genéticas Arquetípicas, deviniendo éstas en los nuevos arquetipos dimensionales de una estructura universal que se hundía más en el abismo de la existencia física. Con los Clones como las nuevas manifestaciones de las nuevas estructuras biológico-espirituales conocidas como «Los Genes de Platón», y la tercera dimensión elevándose como el arquetípo espiritual y físico de sí misma; en la cual los seres que se expresaban bajo sus leyes eran los arquetipos espirituales y las manifestaciones físicas de sí mismos a un mismo tiempo.

In Hoc Genes VincesCon estos genes vencerás. Esa fue la frase de poder con la que los Sumos Filósofos del nuevo destino humano se lanzaron a la construcción galáctica de una versión más regia de la «Republica de Platón», encarnada en su draconiano lado oscuro imperial llamado Deusplatonitrom, y el desmembramiento de la personalidad genética de todas las Estructuras Genéticas Arquetípicas: aun de aquellas evolucionadas en estructuras Ciberbiologicas, necesarias para la adaptación a las condiciones de otros planetas y galaxias. La clonación personalizada de cada Gen en las Estructuras Genéticas Arquetípicas hizo de éstas una especie de hiperdimension en la que cada Clon constituía un Arquetipo de su Estructura Genética Arquetípica, y más aún, una reencarnación que existía en el mismo tiempo presente de éstas.

En todas las Organitrópolis, que representaban las ancestrales Polis Griegas, y que se alzaban a lo largo del gigantesco animal de Deusplatronitron, cuyos pies pisaban el sistema solar y su cabeza rozaba el rastro más reciente de la rojiza luz de las primeras galaxias y su continua carrera hacia un nuevo infinito… los Clones eran espejos en movimiento. Dos Clones concebidos de dos Genes diferentes de la misma Estructura Genética Arquetípica al encontrarse por casualidad al doblar una esquina veían en el otro su propio reflejo físico; pero la intuición y personalidad que su Gen particular había desarrollado, les provocaba una mueca extraña y siniestra que eliminaba al instante la similitud física de sus rostros.

De estos encuentros fortuitos se gestó una energía demoniaca de carácter cancerígeno en el organismo viviente de Deusplatonitron. Pues, por un lado cada Clon concibió en su fuero interno la ambición luciferina de alcanzar no sólo la cumbre más elevada en la carrera ascendiente de su evolución como ente que algún día será el recipiente de su original Estructura Genética Arquetípica; sino que le infundió con vapores infernales vida a la idea de devenir él mismo en una Estructura Genética Arquetípica. Y esta energía demoniaca se estaba convirtiendo en ley no sólo en los Genes personalizados a través de la clonación de una sóla Estructura Genética Arquetípica, sino en la de todas las existente en estado de suspensión letárgica, en espera de encarnar en su Clon genético más evolucionado. De esta manera, el caos de un propósito infernal compartido por billones de entes clonados, se desató en cada una de las Organitrópolis. Transformando el orden matemático sobre el cual se sustentaba su organización político-social de jerarquía platónica, que emulaba un organismo biológico vivo, en algo más que un Pandemónium… en un Clonesmónium.

Mil años han pasado desde que la primera chispa del desafío encendió el fuego, que adherido a la totalidad de los clones, esculpió con llamas de hierro Clonesmónium. En cada Organitrópolis del imperio platónico de Deusplatonitrom, se desató, como por medio de las artes nigrománticas, un caos de demandas que exigían autenticidad. Por doquier los Clones que en su lucha por la evolución última de la originalidad, se habían ajustado la armadura de una personalidad superior, demandaban la adoración propia a una Estructura Genética Arquetípica; y cada uno desde aquella cualidad propia inherente a su Gen particular. Ahí inició el Apocalipsis de la despersonalización de la unidad espiritual simbolizada en cada una de las Estructuras Genéticas Arquetípicas, por medio de una dispersión genética en consonancia con la expansión misma del universo.

Desde entonces, los Sumos Filósofos han intentado generación tras generación detener las estridencias sonoras que le dan voz  a cada uno de los actos prometeicos puestos en marcha por los Clones. Éstos han cubierto las Organitrópolis de una red caótica de gritos, lamentos y chillidos infernales que han desvirtuado la ecuación matemática perfecta de la música de las esferas, cuyo orden melódico era la base de los rituales místicos con los cuales los Sumos Filósofos trataban de estimular la chispa del alma en los Genes clonados; partiendo de una combinación de la tipología original  atesorada en las Estructuras Genéticas Arquetípicas y los destellos de energía pura  que cada Clon expresaba, desde su personalidad genética particular. Llevando de esta manera a la realidad los preceptos de su ancestral padre espiritual Platón, que consideraba la música como la educadora  del alma. Pero ellos hacían más que educar las almas primigenias tal como estaban ya concebidas en las Estructuras Genéticas Arquetípicas. Los Sumos Filósofos desarrollaron unos rituales científicos para la creación de un alma acorde a la personalidad del Gen especifico, destinado a ser clonado.

Pero lo Clones no estaban conformes con lo dado. En una espantosa visión, en la que cada uno de ellos se unió para formar la estructura gigantesca de un nuevo Prometeo, se lanzaron hacia el Olimpo del Macrocosmos, en busca de la chispa original, que ardía paciente dentro de los templos sagrados de las Estructuras Genéticas Arquetípicas.

Sí, mil años han pasado desde que la primera chispa del desafío encendió el fuego, que adherido a la totalidad de los Clones esculpió con llamas de hierro Clonesmónium, la nueva capital de un infierno Hípergaláctico donde las torturas peregrinan eternamente a través de una espiral genética infinita. Su rebelión se expande, se diría, al mismo ritmo de la velocidad del universo. No hay forma de que los Sumos Filósofos detengan este caos de gritos desafiantes, cada uno con el sello propio del Gen original. Pero otra esfera le ha sido agregada a este infierno. Pues los Clones se están formando en castas afines, según su personalidad genética, definiendo poco a poco su propia y particular jerarquía platónica, pero en esta ocasión de carácter más mágico que filosófico. Pues en la cima de su estructura de poder está el Mago, no el Filosofo. Pues ha sido la casta de los Clones con la personalidad arquetípica del mago los que han tomado las riendas del destino de sus iguales.

De esta manera, la línea vertical de la nueva estructura cae en picada, a través de infinitos rostros iguales. Una jerarquía caleidoscópica en la que el rostro del mago, se mira a sí mismo en el del filosofo, este en el del guerrero, y este en el del artista, y así sucesivamente, ad infinitum. Y todo ello con las características particulares que las modificaciones Ciberbiologica le han imprimido a los clones a través de su interminable adaptación a nuevas condiciones físicas y químicas a lo largo del imperio de Deusplatonitrom.

El acceso dimensional hacia el Olimpo del Macrocosmos ha sido bloqueado por los Sumos Filósofos, dentro del cual ellos mismos se han refugiado para compartir el estado de suspensión letárgica con las Estructuras Genéticas Arquetípicas, que no tendrán otra alternativa por el momento, que continuar en el plano de los sueños la dinámica de reencarnación en el Gen más evolucionado. Revitalizando de esa manera la energía espiritual que ya ha sido degastada en su manifestación original, desde tiempos inmemoriales. Ahora, la única salvación para las Estructuras Genéticas Arquetípicas, es que los Sumos Filósofos escapen de la estructura hiperdimensional que ellos mismos han hecho del plano físico como arquetípo y manifestación de sí mismo a la vez, y se fundan con las Ideas Arquetípicas de Platón, ubicadas en el reino abstracto en el cual éste penetró, para, al igual que él, devenir en un Ideograma… manifestación prístina, y arquetipo de todos los arquetipos. Y desde allá comenzar todo de nuevo.

Pero aquí, en el plano físico hiperdimensionado, en esa tercera dimensión convertida por el genio demoniaco en Alfa y Omega, en arquetipo y manifestación de sí misma, cercenada del resto de las manifestaciones dimensionales, gracias al credo metafísico «Los Genes de Platón»… los Clones siguen brotando como capullos en los grandes huertos biológico-espirituales, a lo largo y ancho de los años luz que continúan marcando la frontera del vasto imperio de Deusplatonitrom. Pero ahora una nueva jerarquía se alza orgullosa y poderosa en cada una de las Organitrópolis, con millones de formas físicas iguales.  Representando un sólo Clon determinado el amo y el esclavo; el mago y el filósofo; el guerrero y el poeta… el científico y el artista. Un solo Clon, deviniendo en un gigante, dividido en millones de Clones, portadores de la personalidad genética determinada de la que fueron concebidos, cuando aún eran un todo armonioso dentro de una Estructura Genética Arquetípica.

Y en la cima de esa pirámide negra, están los Clones que encarnaron la personalidad genética del mago, que por medio a sus oscuras artes se han hecho con el poder, pues son ellos que al empuñar firmemente el báculo mágico, penetran con sus conjuros hasta el reino mismo de las ideas platónicas. Es un espectáculo hermoso de ver, y hermoso de oír; el momento sagrado en el que esos conjuros mágicos caen nuevamente sobre la hiperdimension física, cual lluvia ácida, creando al momento de su contacto con la estructura física de los Clones una sinfonía delirante y estridente, evocación demoniaca de los sonidos metálicos más oscuros; esparciendo por todo el imperio de Deusplatonitrom, el infernal sonido de antiguas guitarras eléctricas, y las lúgubres voces de antiguos bardos del averno; haciendo del cosmos la capital misma de este nuevo infierno de Clones en llamas, haciendo de él… un Clonesmónium.

FIN


 

Odilius Vlak.

Un comentario en “ALTERECOS 4.D / Clonesmónium

  1. Estoy sincera y totalmente convencida de que este decadente Tercer Planeta solo puede soportar a UNA persona que escriba en ese estilo…. Uno más y revienta….

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