INTROVISION / Burbujas de Plasma en la Olla de la Bruja

  La cocción mágica hervía con la intensidad del núcleo de las estrellas; sus ingredientes se retorcían como si fueran partículas de iones presas de un acceso de fiebre. De vez en cuando, la descarga de un rayo emanaba de ella, hendiendo la oscura atmósfera de la solitaria choza a mitad del espeso bosque estrellado de una galaxia en espiral. La enceguecedora negrura que seguía al enmudecimiento del rugido del rayo, era iluminada nuevamente por los prismas de aureolas boreales encendidas por el movimiento circular de un extraño cucharón dentro de la olla. Una mano decrépita lo empuñaba; con el aspecto fantasmagórico de la eternidad: la mano de la bruja fluorescente con alma de plasma. Los destellos de las aureolas boreales que surgían a manera de humo desde olla, ensombrecían el enjuto cuerpo de la bruja con manchas de diferentes gradaciones de oscuridad, pues su luz se posaba como un eccema putrescente sobre la fluorescente epidermis de la anciana hechicera.

  Un fantástico proceso alquímico de magnitud cósmica se estaba llevando a cabo dentro de la olla de la bruja; un proceso que permutaba las ecuaciones matemáticas que sustentan el universo en fórmulas mágicas destinadas a iniciar un nuevo ciclo en el cual los conjuros vuelvan a ser, como en las épocas mitológicas de la humanidad, las herramientas para desvelar el misterio: el conjuro entendido como la ritualización de una intuición, meticulosamente construida por el pensamiento racional y la energía espiritual. Sí, algo poderoso se estaba cocinando en la olla de la bruja bajo la mirada del regente de la casa zodiacal de Acuario.

  En el punto de la tercera dimensión ocupado por la tierra, los humanos vivían sus vidas sin darse cuenta de que el plasma interplanetario, interestelar e intergaláctico que constituía su universo, estaba siendo drenado para alimentar el caldo que hervía dentro de la olla de una bruja cuyo demonio familiar se llamaba Big Bang. Hermosas burbujas brincaban fuera de la olla con la misma celeridad que los sapos de la receta lo hacían dentro de ella, aguijoneados por los tridentes de demonios invisibles. Las burbujas ascendían en estado de trance, hipnotizadas por el poderoso campo electromagnético emanado de la mirada de la bruja. Se derramaban verticalmente como si fueran los óvulos de una matriz de plasma, embriagada por el efecto narcótico del ciclo lunar.

  Pero muy pronto comenzaron a notar cosas extrañas. Los fenómenos de la naturaleza se sucedían con ritmos nuevos: las estaciones del año, el día y la noche, el nacimiento y la muerte, los movimientos de rotación y traslación, etc., todo parecía vibrar a una velocidad diferente; que pasmaba como el avistamiento de un rayo de luz apresurado, el biorritmo de los seres vivos sobre la tierra. Los cuatro elementos se descomponían en sus respectivos sólidos platónicos: el fuego en tetraedros; el aire en octaedros; el agua en icosaedros y la tierra en cubos. Pero los poetas y lunáticos juraron que también vieron entre la maraña de diminutos poliedros flotantes, la figura del dodecaedro, predicando de manera apocalíptica que incluso el éter estaba colapsando. Vieron como lo sólido devino en líquido, lo líquido en gaseoso y lo gaseoso… Bueno, para el momento en que pudieron comprender su suerte ya era demasiado tarde, pues el mismo planeta tierra no era más que una burbuja de plasma, que junto a los demás cuerpos celestes esparcidos por el universo, era parte de una fuerza centrífuga descomunal; proyectada por la explosión de una partícula que hacía sólo unos momentos, en el ciclo cósmico anterior, era la olla de una bruja cuyo demonio familiar resultó ser el principal ingrediente de la cocción mágica… Y el nombre de ese demonio era Big Bang.

  ¡Vaya!, una cocción mágica hecha de plasma ardiente, supongo que los orgasmos de la bruja son explosiones de supernovas. Lo cierto es que las ollas de brujas burbujeando el plasma de nuevos universos están ardiendo en diferentes planos, pues este Blogzine de las cosas que no son pero que deberían ser, Zothique The Last Continent, es en sí mismo una olla virtual en la que cada uno de sus miembros arroja los ingredientes mágicos de sus pensamientos. Y lo mejor de todo es que nuestros demonios familiares son nuestros Hermanos Fanáticos, a los cuales no les temblaría el pulso para explotar la burbuja de plasma en la que devino el mundo dentro de la olla de la bruja. Pues como dijo nuestro divino maestro, Clark Ashton Smith, en el epígrafe de su historia «El Último Jeroglífico»: «El mundo mismo, al final, habrá de convertirse en una cifra redonda». Sí, tan redonda como una burbuja… Tan ardiente como el plasma.

  Antes de pasar a revelar los ingredientes que condimentarán la cocción mágica de la edición del mes de agosto, quien escribe estas palabras, el monje negro de la medieval Averoigne, Odilius Vlak, quiere aprovechar esta INTROVISION para informarles que ya no estará a partir de esta edición ejerciendo las funciones de miembro activo de este Blogzine sino en calidad de colaborador ocasional; ya que las exigencias de mi propia producción literaria reclama el tiempo y la energía que por casi cuatro años le he estado dedicando al espacio. Pero una de las nobles verdades del universo, que el Buda tenía en mente aunque no la haya mencionado, es que la serpiente Ouroboros termina tarde o temprano mordiéndose su propia cola. Unos círculos se cierran y otros se abren. Debo agradecerles a todas las personas que en un momento dado aportaron su cuota de imaginación nigromántica al espacio, en especial a Markus E. Goth, sobre cuyos hombros estará a partir de ahora la existencia de este sanctasanctórum de la Fantasía Oscura. También, a todos los lectores que se han molestado en ser parte de esta hermosa pesadilla en estos tres años y ocho meses de vida del espacio. Me despido con la invocación del nigromante Namirrha, joya oscura incrustada en la pálida corona plateada del ciclo de Zothique: «Gna padambis devompra thungis furidor avoragomon».

  En la página del lunes 12, en nuestra galería mensual de Neosapiens, continúa la Segunda Temporada dedicada a los maestros de la Era Pulp. Ellos, quienes ilustraron las visiones fantásticas y las ideas retorcidas de unos Maestros Trascendidos muy diferentes a los de la Teosofía y otras tradiciones esotéricas; pues en su caso, decidieron abandonar el abismo y no algún cielo o Nirvana para despertar a la humanidad a través de los mundos planteados por su imaginación. En esta ocasión, nuestro sumo sacerdote, Markus E. Goth, los invitará a participar en un ritual verbal titulado: «Lawrence Sterne Stevens: Visiones Fantásticas de un Nigromante». No estaría mal ser enceguecido por una de ellas en algún punto del camino de Damasco zothiqueano.

  El próximo miércoles 14 de agosto, se cumplirán 52 años desde que nuestro dios tutelar, Clark Ashton Smith, Klarkash-Ton para sus fieles, abandonó este plano físico en esa nave híperdimensional de tecnología imperecedera llamada muerte. Tenía 68 años de edad. No hay mejor forma de recordar esa fecha sagrada que publicando en la página de ese día, en nuestra sección Runes Sanguinis, una de sus obras que hasta ahora había estado inédita en español. Feliz conspiración de las fuerzas oscuras que hicieron coincidir ambos eventos en ese día. El título de la historia es: «El Monstruo de la Profecía».

 Hay otra fecha importante que reclama su espacio en nuestra memoria: la celebración del nacimiento de H. P. Lovecraft el próximo 20 de agosto. No hay mucho que decir acerca de eso, excepto que para los cultores de Los Antiguos ese día equivale a nuestro solsticio de verano, siendo el de invierno el 15 de marzo, fecha de su muerte. Las burbujas de plasma son el polen de las flores que nuestra imaginación coloca sobre su tumba. También esculpimos sobre su lápida nuestro grito de guerra… El horizonte de los murciélagos es más lejano que el de las águilas.

Odilius Vlak

Jefe de Redacción.

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